Hoy me llegó un correo muy simpático al correo del trabajo. Simpático de manera especial porque mi empresa ofrece cursos de capacitación, talleres y asesoría... y todos están muy atentos al impacto que tiene la educación en el desarrollo económico y mejora de la competitividad. Lo comparto ahora deseándole un Feliz Día del Maestro a todas las personas que, por vocación, ofrecen su trabajo a esta noble causa. A mis profes de primaria (Eda, Luz Elena, Leonor, Velma, Charo, Hugo, Lucha, Dora, Juani...), a los de secundaria (Alfredo, Franklin, Roberto, Humberto, Manuel, Chabuca, Silvia, Sergio, Nora, Isabel, Jorge, José, Marcos, Pedro, Ricardo, Pablo...), de la universidad (Juan Carlos, Yuri, César, Laura, Sergio, Elsie, Fortunato, José...) y de la vida (
¡mi viejo!)... ¡gracias por su tiempo y dedicación!
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca.
Hay que medir, pesar, equilibrar
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino
un poco de pirata
un poco de poeta
y un kilo y medio
de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco
–ese adulto, ese joven-
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo
nuestra propia barca,
en barcos nuevos
seguirá nuestra
bandera enarbolada.
(Fermín Gaínza fsc)
¡Feliz día, educadores!
♣
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